miércoles, 28 de febrero de 2007

El original y la copia

Ayer el Barón tuvo la fortuna de ver una película por la que sentía cierta curiosidad en los últimos días: Infernal Affairs (traducida por los siempre traviesos distribuidores españoles como Juego Sucio). Es el original hongkonés remakizado por Scorsese. De su visión el Barón extrajo algunas conclusiones:
Boston está más próxima que Hong Kong: esto se refleja tanto en la forma de hacer cine (y es que en Cretinia estamos mas que acostumbrados al cine USA), mucho más cercana en el caso de Scorsese, como en los mismos personajes (el Barón reconoce que le costó algún trabajo distinguir a los protagonistas, a pesar que uno llevaba perilla).
Al contrario de lo que suponía el Barón, la versión estadounidense es mucho más violenta (cabría decir "sangrienta") que la china. La violencia en la versión hongkonesa está dosificada al máximo, reservada para los momentos cruciales de la trama y restringida al sonido de la pistola, sin apenas sangre. Pero esta inhibición de la violencia tiene, a juicio del Barón, un efecto perverso: no ayuda a compartir la angustia de los personajes, no hastía, no hace sentir asco de la misma podredumbre que se está mostrando (Scorsese es un maestro en eso). Nunca acaba uno de identificarse con ellos, ni siquiera con el "bueno" (el guionista de Scorsese dispuso de media hora más, indispensable para presentar a unos personajes oscuros y contextualizar una trama enredada).
Tampoco el ritmo está tan logrado en el original como en la copia (¿cuestión cultural?, puede ser). El ritmo frenético de la película de Scorsese se apoya en artificios (la música es fundamental), pero está claro que los encuadres, la sucesión de imágenes y el montaje son espectaculares. Un argumento como el que se narra se merece una realización así (quizás es que aquí estamos acostumbrados a esa forma de narrar), aunque la versión original también tiene algunas escenas muy logradas, pero precisamente por eludir el mostrar la violencia en primer plano.
La interpretación: la china es contenida en diálogos, importa más el gesto. La yanqui es nerviosa y convulsa, uno de los personajes es frío, el otro también, pero intenta huir cada vez que puede de la pesadilla de una identidad falsa de la que no tiene escapatoria. Grande Di Caprio, gran Martin Sheen, gran Nicholson. Los actores chinos son poco conocidos, su interpretación es muy buena, pero, sin embargo, tampoco permanece en la memoria (¿por qué será?)
Desde luego, el Barón ha echado un vistazo a algunas opiniones en la red y las hay que se inclinan por ambos bandos. Los hay puristas y los hay secuelistas. El Barón cree que las dos son más que notables, pero cada una en sus parámetros. Volvería a verlas las dos, y anima a quien visite el Salón Dorado a dejar sus opiniones al respecto., como siempre.

jueves, 22 de febrero de 2007

Nueva bienvenida y poco más

El Barón de Mediopelo quisiera pedir disculpas por la demora en recibir a su nueva invitada. Sus obligaciones le han mantenido muy ocupado estos días, pero se alegra mucho, porque tiene un corazón aterciopelado, de ver que hay gente que comparte sus sentimientos, aunque los exprese con mayor crudeza. La Interrogación, sé bienvenida a esta tu casa. Espero que en adelante quieras compartir las inquietudes del Barón y sus huéspedes, y que hagas honor a tu nombre planteando nuevas disquisiciones y enigmas cotidianos.
Dado que en estos momentos su mente no está para despilfarros, el Barón sólo puede exhortar a sus invitados a que respondan a la siguiente pregunta: ¿Puede llegar a ser contraproducente que Castellón haya elegido a Luis Aguilé para promocionar el turismo en la provincia?
(No es necesario, pero sí recomendable, ver el vídeoclip).

lunes, 19 de febrero de 2007

El malestar en la (post)cultura

Se preguntaba Freud que por qué a los seres humanos que viven aquí, en este mundo nuestro tan adelantado (y eso sin saber hasta dónde llegaría la tecnología, y sin haber conocido ni Auschwitz ni a George W. Bush, ni al Koala) les resulta tan difícil ser felices.
Le tenía que haber preguntado a Britney Spears (no he colgado la foto por una cuestión estética; a los no avezados en la crónica rosa internacional se les informa de que esta infortunada muchacha, divorciada y con dos hijos, ya ha "escrito" dos libros, desconociéndose el número de árboles que habrá plantado, y todo con veinticinco añitos) por qué no es feliz.
Ella lo ha intentado mostrar ingresando en un centro de desintoxicación por un periodo de unas interminables veinticuatro horas, a la salida del cual se dirigió a la peluquería y ella misma procedió a demostrar su infelicidad cortándose el pelo al cero. Allí estaban las cámaras y los periodistas dispuestos a irradiar al mundo la amargura de la pequeña Britney.
Sugerencia: Britney, si quieres sentirte útil, alístate voluntaria en los marines y vete a Tikrit.

Fdo. La Sombra del Barón.

Se necesitan ideas brillantes

Ante la avalancha de participaciones en el juego de los refranes (gracias, Duque de Saint Ouen, y gracias, Anónimo), el Barón se plantea realizar una campaña publicitaria, ante el riesgo cierto de perder a sus patrocinadores, que se niegan a hacerla por sí mismos. Se necesitan ideas para dicha campaña.
También se agradecerán ideas y sugerencias para la fiesta de disfraces a la que el Barón pretende acudir esta noche: las condiciones son duras, porque el Barón no tiene tiempo para agenciarse algunos adminículos que le remontarían a sus años mozos, así que tendá que tirar de fondo de armario, pero sin fondo de armario.
El Barón aprovecha este arrebato para poner a prueba un pequeño párrafo de su inédita obra:

Al norte de la ciudad bendita, la de brazos hospitalarios y piedra húmeda, la de los funcionarios de traje y corbata y ventanilla de al lado, y de los de tiza y apuntes, la de tenderos que cobran en pesetas si no en pesos, la de visitantes devotos, mochileros y congresistas, la de sotanas y hábitos que barren las junturas de las losas que recubren mil años de plegarias, al norte de todo esto hay un espejismo de gloria fabril, un gran aborto de modernidad, un anhelo de sersinser, un conjunto inverosímil en el que se aglutinan todos los que no usan corbata, ni tiza, ni mochila, ni rezos, ni trafican con productos frescos, si no con coches, muebles, consejos, bollos en serie y demás elementos de una orquesta incongruente a la que llaman polígono industrial.

El Barón desea a sus lectores un Antroido legítimo.

jueves, 15 de febrero de 2007

El juego de los refranes exquisitos

En días tan grisis el Barón se aburre y lanza un concurso: esta vez le ha tocado al Juego de los refranes exquisitos. Consiste el juego en componer refranes ingeniosos (no como el que sirve de ejemplo) a partir de dos o más refranes o dichos populares ya existentes. El premio es honorifico, pero seguro que surge alguna idea brillante y/o conmovedora.
El Barón sugiere algo así como A río revuelto todo son pulgas (sí, el Barón ya sabe que no es de troncharse, pero es para que sus invitados capten la idea).
Anímense.

martes, 13 de febrero de 2007

Agradecimiento

El Barón quiere agradecer las primeras muestras de cariño recibidas tras la apertura de su Palacio. Anónimo, Garçon del Pis: el Barón les da la bienvenida.
Para celebrarlo, ha habilitado el desván como Cámara Maravillosa, y allí empiezan a acumularse algunas cosas curiosas que el Barón se encuentra por el mundo adelante, y que recoge con ansia coleccionista y con fervor. Son objetos e imágenes de artistas que suscitan su admiración.
Y pronto abrirá al público su Jardín de los Monstruos, para que pueda compartir sus miedos e inquietudes con todos aquellos que se atreven a descubrir el lado más sombrío del alma humana.
Y no sólo eso, sino que lanza un primer tema de discusión, mejor dicho, dos:
-¿Tiene razón Buenafuente al rechazar el premio por no compartirlo con Jiménez Losantos (firme candidato, por otra parte, a formar parte del Jardín de los Monstruos)?
-¿Tiene razón Viggo Mortensen (cuyo nombre esperemos que no sea ninguna profecía del futuro del Celta en esta temporada) al criticar a Almodóvar por no acudir a la gala de los Goya?
El Barón les invita a su Salón Dorado y les anima a participar en tan interesante (aunque un poco pasado) debate.

viernes, 9 de febrero de 2007

Presentación en sociedad

El Barón de Mediopelo lleva una vida plácida y sosegada, sólo alterada por las espontáneas efusiones de su dionisíaca Sombra.
En su humilde Palacio, el Barón recibe a sus visitantes con alegría, deseoso de entablar con ellas y con ellos enriquecedoras tertulias y discusiones, una de sus aficiones favoritas, sobre los mil y un problemas y desgracias que aquejan al esperpéntico Reino de Cretinia, del que forman parte sus dominios. Aunque también los problemas del Mundo pueden ser objeto de disputa. Para estas tertulias, el Barón ha habilitado un rincón especial de su Palacio: el Salón Dorado.
Pero el Barón es, también, un irremediable esteta: le gusta disfrutar de la naturaleza y aun de las obras de arte de sus congéneres, aunque sea un escéptico igual de irremediable sobre el futuro de la especie. Para poder disfrutar de esas obras ha dispuesto un ala entera de su palacio: la Galería de los Espejos.
Incluso, a veces, el Barón se atreve a exponer ante sus invitados sus propias obras, en forma de apunte sencillo, de crónica cotidiana, o de diario de viajes (aunque rara vez abandona sus dominios).
El Barón aspira a ser un Grande de Cretinia, y, aunque ocupa el lugar más bajo en el escalafón nobiliario, no duda un momento en otorgar títulos a todo el que frecuenta su Palacio: así de bien trata el Barón a sus invitados.

El Barón os da la bienvenida a su Palacio.