jueves, 24 de mayo de 2007

Espesores y espesuras

Cuando la vida sigue un ritmo lento, paulatino, normal, los recuerdos y sensaciones se depositan con suavidad en la memoria, como un suelo orgánico formado a base de capas y capas de hojas caídas de los árboles y de otros restos de los seres que agotan su existencia en superficie.
Pero en los viajes la formación de la memoria es como un depósito violento, torrencial.
En la última semana, recuerdos entremezclados se agolpan en la memoria del Barón: los recientes, en apariencia más frescos, son relegados por los más antiguos. Un déja-vu constante a lo largo de una semana en Lisboa, cosas en cosas y siempre en las mismas cosas, con seguridad, crudas en el aeropuerto a la ida y a la vuelta, sol en las terrazas, bacalhau en la mesa, gin tónico en la barra, cerveza en la jarra, el puente 25 de abril al oeste, el puente 25 de abril al este, pozos iniciáticos y pozos equivocados y grutas con tres entradas y sólo una verdadera (turismo papagénico, en suma), en la mágica Sintra, bajezas morales en Bairro Alto, tranvías arriba, tranvías abajo, benfiquistas en Porto, paganismo en la Alfama...
Ahora, pasada la tormenta, los sucesos cotidianos vuelven a depositarse con calma y lentitud, pausados, incluso en esta violenta primavera que parece no terminar...

miércoles, 9 de mayo de 2007

Lo que mueve el sexo

Cree el Barón que igual tienen razón sus amigos, y resulta que la mayoría de los varones (con uve) de Cretinia frecuentan el sexo de pago.
La noticia la recogen hoy varios periódicos. Merece la pena su lectura, ya que es una lección de honestidad, valentía y espíritu de superación, aunque hay que reconocer que el hombre tiene mala suerte: hace tres años, la silla no entraba en el lupanar; ayer, las malditas vías rápidas que están invadiendo el país le jugaron una mala pasada. El Barón le transmite al señor Navarro su solidaridad, y le emplaza a que instale un GPS en su silla.

jueves, 3 de mayo de 2007

Ultrahuiqui

Amigos, amigas. El Barón se siente sumamente honrado de albergar en un su Salón Dorado a tan inquietas mentes: el diálogo mueve el mundo, no les quepa duda. Amigo Jabalí, embista o provoque, usted mismo se sirva de este foro que se ha puesto a su disposición: lo importante es que motive la discusión. A raíz de su intervención, atienda a la respuesta que el Barón da a Garçon del Pis, porque le puede interesar.

Amigo Garçon: el Barón le agradece profundamente sus continuas intervenciones, que amenizan (e, incluso, avivan) su por ocasiones mustio Salón. Pero, qué le vamos a decir, discrepa en lo más hondo de su argumentación. Por dos razones: la primera, porque renuncia a la esencia de la creación literaria, que no es sino la capacidad de reinventar lo que ya ha sido inventado, lo que ya ha sido vivido y experimentado ("no hay ejercicio intelectual que no sea finalmente inútil", huiquificando al huikritor Jabalí). ¿O que sería de la literatura sin gente como el huikritor Cervantes (Amadís et alii), o Joyce (ya sabemos de quién hablamos), por poner ejemplos exagerados? De nada valen los pastiches, pero, ¿para qué sirven los originales?

La segunda razón es su propia incoherencia (o el Barón ha malinterpretado sus argumentos). ¿Cuando se refiere al rey se está refiriendo al mismo Rey que entiende el Barón? Porque, si es así, entonces ha puesto el ejemplo perfecto para desmontar su propia argumentación. ¿O es que hay, en toda la historia de la música de todos los tiempos y lugares, alguien que haya superado al Rey en capacidad de huiquificar el sonido, el espíritu de todo un pueblo, de una raza sojuzgada, deportada y aplastada, y convertirlo en una mercancia empaquetable, grabable, vendible y reproducible en años, lustros y décadas venideras? ¿Es eso malo? El Barón no lo sabe, pero sí sabe que esa huiquificación no le resta méritos al rey, hasta se los podría anotar en la cabecera de su cama de platino.

Por lo demás, ¿como podría concebirse una Ultranoite como la de este sábado sin el poder huiqui? ¿Como sería posible imaginar un Mariano Rajoy disfrazado de Hamlet y sus dudas existenciales? ¿Un Santiago rebelde y abroncador? ¿Un Cabaret Baltar que reemplaza todo el poder revolucionario del original con la gracia irredenta de la parodia política? Gracias, amigos de la Sala Nasa, por el rato que habéis proporcionado al Barón. ¡Viva el movimiento huiqui!