Y las causas lo fueron cercando, cotidianas, invisibles. Y el azar se le iba enredando, poderoso, invencible..., cantaba el poeta. Esto debe ser lo que le ocurrió a Johanna Ganthaler, una mujer italiana que, por causa o azar, un buen día perdió un avión a París cuyo destino definitivo resultó ser el fondo del Atlántico. Eso la convirtió en un personaje efímeramente notorio, pero todo habría quedado en una anécdota que contar a sus nietos si no hubiese intervenido, de forma cruel, ese mismo destino al que había eludido pocos días antes. Las causas invisibles la fueron cercando y la condujeron hasta Austria, donde, enredada en un azar poderoso e invencible, murió en un accidente de coche.
Es cierto que hoy la esperanza de vida en Occidente es mucho más amplia que antaño, pero es evidente que la vida moderna entraña riesgos a los que no estaban expuestos nuestros ancestros. Como en casa en ninguna parte.
Ojalá haya una nota que suceda a ésta. Y si no la hay, que sea por voluntad del Barón.
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1 comentario:
que otra nota suceda a esta y que ambos pies sujeten su augusta figura
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