El Barón de Mediopelo lleva una vida plácida y sosegada, sólo alterada por las espontáneas efusiones de su dionisíaca Sombra.
En su humilde Palacio, el Barón recibe a sus visitantes con alegría, deseoso de entablar con ellas y con ellos enriquecedoras tertulias y discusiones, una de sus aficiones favoritas, sobre los mil y un problemas y desgracias que aquejan al esperpéntico Reino de Cretinia, del que forman parte sus dominios. Aunque también los problemas del Mundo pueden ser objeto de disputa. Para estas tertulias, el Barón ha habilitado un rincón especial de su Palacio: el Salón Dorado.
Pero el Barón es, también, un irremediable esteta: le gusta disfrutar de la naturaleza y aun de las obras de arte de sus congéneres, aunque sea un escéptico igual de irremediable sobre el futuro de la especie. Para poder disfrutar de esas obras ha dispuesto un ala entera de su palacio: la Galería de los Espejos.
Incluso, a veces, el Barón se atreve a exponer ante sus invitados sus propias obras, en forma de apunte sencillo, de crónica cotidiana, o de diario de viajes (aunque rara vez abandona sus dominios).
El Barón aspira a ser un Grande de Cretinia, y, aunque ocupa el lugar más bajo en el escalafón nobiliario, no duda un momento en otorgar títulos a todo el que frecuenta su Palacio: así de bien trata el Barón a sus invitados.
El Barón os da la bienvenida a su Palacio.
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2 comentarios:
Hola Barón!!!! encantados de conocerle!!!
Quien sabe por qué misteriosos caminos he ido a parar a su salón, una bola de croquet mal golpeada, un caballo desbocado en dirección de un extraño lugar llamado Cretinia. El caso es que aquí estoy y le haré compañia en su salón cuando a usted le plazca.
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