De entre todos los indicios
de la vida y su mudanza,
de cuanto ancla la memoria
al pasado si lo alcanza,
no es el invierno en Santiago,
que a su cita, sin tardanza,
acudirá puntual,
siempre igual. Ni la bonanza
estival, que allí no es si no
de las nubes y el sol danza.
Ni los cursos sucedidos,
ni la periódica holganza,
ni las fechas señaladas,
de tristeza o alabanza.
Es mi reunión anual,
con el rumor del Arlanza,
lo que da plena conciencia,
del tiempo, más la confianza
en volver dentro de un año,
es decir: me da esperanza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario