Ayer mismo falleció un chaval, Daniel Oliver Llorente, tras una semana en coma. Su error: haber ido intentado pararle los pies a un individuo que se aprestaba a golpear a una mujer, en una parada de tranvía. Un puñetazo lo tumbó al suelo y allí empezó a zozobrar su existencia. Ayer todo terminó para él.
No había cámaras.
Y que haya gente que sigue creyendo en un dios bondadoso...
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