Para todos aquellos que se llenan la boca dando lecciones de "modestia científica" (ya sabemos de quién hablamos), para todos aquellos que persisten en negar las posibilidades de la arqueología para contribuir al desarrollo social y cultural (sí, vuelven a ser los mismos), incluso para todos aquellos que (al Barón le consta) han ido escupiendo su veneno a cuenta de la colaboración entre una institución científica y un grupo de reclusos (probablemente más de un ignorante habrá hecho un ingenioso chiste hablando de trabajos forzados), aquí presentamos la noticia.
Es de agradecer el buen tino de la periodista. Si se trata de una becaria de verano, le auguramos un buen futuro.
Enhorabuena al arqueólogo Otero, compañero y amigo.
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