viernes, 26 de octubre de 2007
Sociedad del espectáculo III
Algunos medios de comunicación han emitido hoy más imágenes de la agresión racista del metro. Revelador. El testigo se ha reivindicado. No se había atrevido a intervenir antes, pero, una vez que el enemigo desapareció, conversó con la agredida, señalando hacia la cámara que había registrado toda la escena. El círculo se cierra: el dedo que nos señala nos involucra en los hechos. Somos los espectadores.
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2 comentarios:
¿Tú crees que el agresor era tan borracho como Guy Debord? ¿Por qué, a diferencia del agresor, Guy Debord sabía construir teorías exactas estando borracho? ¿No será que allá arriba Dios está poniéndose una peda y nosotros aquí abajo sufrimos las consecuencias?
Yo no creo que las teorías de Debord sean exactas, pero sí que nos hacen creer que podemos encontrar un sentido, oculto, a esta miseria humana de la que no podemos escapar, porque frma parte de nosotros.
Porque el alcohol es refugio universal de ricos y pobres, de dinero y de espíritu. Y algunos, como Debord, adquieren poderes mentales con la ingesta, pero otros, como el tipo del metro, simplemente se convierten al salvajismo (en sentido literal).
PS: Querido Harmodio, te has librado de un buen lío con la resolución del Premio Herralde, ¿eh?
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