martes, 13 de enero de 2009

Un nuevo fragmento de Placebo para que no se me oxide el blog


Cansado de ojear los libros mientras Teresa preparaba el mojo, el Profesor Bermellón se apoya en el quicio de la puerta de la cocina y observa las curvas de su anfitriona sin disimulo. Supuestamente, está en una cena con algunos rezagados del congreso y llegará algo tarde a casa. Gloria ha aceptado sus argumentos a regañadientes pero con resignación. Él le ha dicho que llevará su teléfono móvil para tranquilizarla; el aparato yace apagado en el fondo del bolsillo derecho de su chaqueta.


El mojo verde está preparado; duerme en un cacharrito de artesanía, sobre la mesa que ocupa el centro de la cocina. Las papas ya están en la cacerola, bien regadas con sal, y Teresa intenta quitarse el delantal, pero el nudo se ha fortalecido con el trajín y la tarea se antoja difícil. Él se acerca y se ofrece a ayudarla con el tono más dulce que puede improvisar. No es fácil, el tiempo ha oxidado ese registro en algún rincón de su cerebro; con Gloria el juego de la seducción ha pasado al olvido y todo, hasta la llamada del amor, se ha convertido en un acto rutinario.


Con sus dedos inhábiles consigue deshacer el nudo, y él mismo inicia el movimiento para liberarla. La tira superior levanta la melena de Teresa y a él le parece que saltan chispas rojizas. La brisa del cabello al volver a su posición natural le recuerda un atardecer en el campo, el viento que mece el mijo. Está demasiado cerca como para alejarse sin más, como para renunciar al contacto con su piel. Ninguno de los dos dice nada, pero saben que acaban de traspasar la línea, una línea invisible que separa las formas nítidas de una relación formal del espacio salvaje del deseo.







7 comentarios:

Anónimo dijo...

mojo y deseo en el mismo texto....., creo que deberías de dedicarselo a Maria ;D

Mediopelo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mediopelo dijo...

Pues imagínese el resto del capítulo, señora Duquesa.
Aclaración para evitar malentendidos: el comentario suprimido es del propio Barón, que perdió una letra por el camino (y no hay posibilidad de modificar los comentarios una vez hechos).

Anónimo dijo...

pobre Baón que perdio unha letra polo camiño......

Anónimo dijo...

Ais, ais, ais,... Barom. Quê o blogue se lhe oxida igual. Com tanta água e neve que está a cair, e vostede sem mirar por ele...

Mediopelo dijo...

Meu caro Igor: sempre acaba por chegar a primavera, mesmo ao Bierzo, sabe. Falando de todo: hai que retomar a ideia da cena, non?

Anónimo dijo...

Quando vostede goste, meu pre-primaveral Barom, quando vostede goste. E/ou quando as possibilidades o permitam. Se as condiçons som idóneas, aguardar nom tem sentido. Já o dijo Lenine.