miércoles, 26 de agosto de 2009

Palabras, palabras

Dice Valdano que cada uno trata de ocupar un lugar en el mundo, y que "el Barcelona lo hace mirando desde Cataluña hacia adentro y el Real Madrid lo hace mirando desde España hacia fuera". Y que por eso la proclama "Visca el Barça y visca Catalunya" no tiene traducción al madrileño, y los jugadores del Madrid nunca gritan "Viva el Real Madrid y viva la Comunidad de Madrid".

Al hilo de las declaraciones de este hombre de fútbol que es, al tiempo, un intelectual, surgen las dudas:

¿No será que el Real Madrid sólo es un club, por muy legendario que sea, y el Barça es mucho más que eso?

¿No será que el Real Madrid no representa a Madrid, al menos no en la misma medida en que el Barça representa a Catalunya?

¿No será que el Real Madrid representa a España desde cierta época oscura que muchos de ellos preferirian no recordar?

¿No será que Madrid no tiene un adentro, y por eso mira hacia fuera?

¿No será que en Madrid no entienden que en España hay varios "adentros"?

¿No será que en Madrid fastidia que los "adentreños" de España sientan su "adentro" más que ellos?

¿Por qué el filial del Barça se llama Barça B y el filial del Madrid se llama RM Castilla? ¿Deberían gritar sus jugadores "Viva el Madrid y viva Castilla"?

¿No será que un intelectual independiente como Valdano se ha vuelto un intelectual orgánico al servicio de ACS... digo, del Real Madrid?

¿O simplemente se ha vuelto tonto?

viernes, 14 de agosto de 2009

Cielo de Medellín

Un domingo por la tarde, cientos de niños y adultos ondean sus cometas desde la cima del Cerro El Volador. Hace no mucho tiempo, el equipo de arqueólogos que excavaba en este mismo sitio encontraba cadáveres cada mañana. Atados, amordazados, con la boca cosida con alambre y toda una gama de atrocidades generadas por una situación de máxima violencia.

El cielo de Medellín alcanza donde no llega su catedral, sumergida entre rascacielos y edificios de oficinas.

Abajo, en el valle, en la tierra un día pantanosa, se acumula el pasado material en forma de fábricas y talleres en proceso de abandono y sustitución por grandes y actuales moles comerciales.

El cielo de Medellín es su techumbre, suspendida la bóveda en los verdes cerros que rodean el valle y en nubes gigantes y tersas que se desgarran al caer la tarde.

En el valle se extiende una gran lanzadera casi rectilínea con forma de raíles de metro y autopista. El asfalto crece también por las laderas, sinuoso y transversal, sorteando casas nuevas y viejas, alambres de espino, madera, uralita y ladrillo visto.

Entre tanto, las tardes de domingo el cielo de Medellín se inunda de cometas que vuelan alto. Más allá del asfalto, del cemento, del ladrillo y el alambre de espino. Como enredaderas de las nubes que pugnan por huir de la tierra pero siguen unidas a ella, pues en ella hunden sus raíces.