jueves, 8 de abril de 2010

Jimmy Carter

Cuenta Josep Fontana, en el diario Público de hoy, que Jimmy Carter, "Sabiendo que los soviéticos estaban preocupados por lo que allí [en Afganistán] ocurría, Brzezinski [su asesor personal en política exterior] le propuso intervenir con el fin de provocar una respuesta de los rusos y 'dar a la Unión Soviética su guerra de Vietnam'. El 3 de julio de 1979, seis meses antes de la invasión soviética, Carter firmó la autorización para dar ayuda a los grupos islamistas afganos.

Poco después Brzezinski viajó a Pakistán, donde estableció acuerdos con Zia-ul-Haq para que diese pleno apoyo a los islamistas, y pasó en su regreso por Arabia Saudí, donde llegó a un pacto para que los saudíes colaborasen en la ayuda a los mujahidin, lo que vino a significar que cada uno de los dos 'socios' gastase a la larga más de 3.000 millones de dólares en la financiación de la guerrilla. 'Durante los años ochenta –explica Milton Bearden, que fue responsable de la oficina de la CIA en Pakistán– la compañía proporcionó cientos de miles de toneladas de armas y de material militar a Pakistán para que se distribuyesen entre los rebeldes afganos'.

Años más tarde el propio Brzezinski, que mentía al sostener que la aventura afgana se había iniciado en respuesta a la invasión rusa, puesto que su gestación era anterior, resumía así su estrategia global: 'La administración Carter no sólo decidió de inmediato apoyar a los mujahidin, sino que organizó una coalición que abarcaba Pakistán, China, Arabia Saudí, Egipto y Reino Unido en favor de la resistencia afgana. De igual importancia fue la garantía pública norteamericana de la seguridad de Pakistán contra cualquier ataque militar soviético, con lo que se creó un santuario para las guerrillas'. Y así seguimos hoy, tras 30 años de un conflicto que ha desbordado sus fronteras iniciales para convertirse en una amenaza mundial.

El motivo principal por el que Carter pasará a la historia contemporánea será probablemente el de haber sido el principal artífice de la creación de la alianza islamista internacional que es hoy el principal objetivo de la llamada 'guerra contra el terror'”.

El artículo es muy interesante como dato histórico, pero disiento de Josep Fontana cuando dice que Afganistán fue el mayor error de Carter. Todo lo contrario, fue su mayor acierto: con esta medida el emporio industrial-militar estadounidense liquidó a su viejo enemigo de la Guerra Fría y acabó con las esperanzas de liberación de muchos países que contaban con la URSS (pese a quien pese, y pese a sus propias miserias internas, que eran muchas) como único aliado frente al imperialismo USA, entre ellos las naciones árabes que habían escogido el camino de la laicidad y la autodeterminación. Pero, sobre todo, se creó un enemigo nuevo que, a la vista está, le esta rindiendo jugosos beneficios. ¿Quién puede ser tan incauto a día de hoy como para seguir creyendo que el terrorismo islamista es el gran enemigo de Occidente? Es el gran aliado.

2 comentarios:

El jabalí del Coto Mixto dijo...

Paréceme un tanto esaxerada a postura anti Carter de Josep Fontana, o que comenta sobre o que pasou con Afganistán entendese perfectamente como un intento de desestabilización da, xa por aquela, debilitada URSS. É importante ter en conta que 6 meses antes da invasión soviética en Afganistán existía unha especie de goberno títere da URSS que estaba, practicamente, en guerra civil, tanto con sectores comunistas como cos tradicionalistas. Así que, a verdade, non son capaz de ver a diferenza que pode existir entre apoiar os talibáns antes ou un vez iniciada a invasión soviética.
O tipo non era nin un santo nin un monstro, era un presidente yanki máis, tentando defender os interese do seu imperio.
Pese a todo eu non podo esquecer que a súa actitude permitiu a revolución Sandinista, que ata aquel momento o seu país estaba reprimindo activamente, so por iso creo que merece un premio, fixera o que fixera antes e faga o que faga despois.
“Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos”

Mediopelo dijo...

Aí falache, Jabalí. Non era un santo nin un monstro, era (como todos os presidentes dos USA) un títere, máis ou menos estúpido(iso parece que vai co carácter e co partido no goberno) ao servizo dos intereses da máis poderosa industria endexamais habida sobre o planeta, que ten as súas raíces nese país. De feito, non me extrañaría que esa corporación industrial-militar "deixase triunfar" a revolución sandinista precisamente para facer o que fixo despois: unga guerra sucia de dez anos na que volveu facer cuantiosos beneficios, como amosa o Irangate.