lunes, 19 de febrero de 2007

El malestar en la (post)cultura

Se preguntaba Freud que por qué a los seres humanos que viven aquí, en este mundo nuestro tan adelantado (y eso sin saber hasta dónde llegaría la tecnología, y sin haber conocido ni Auschwitz ni a George W. Bush, ni al Koala) les resulta tan difícil ser felices.
Le tenía que haber preguntado a Britney Spears (no he colgado la foto por una cuestión estética; a los no avezados en la crónica rosa internacional se les informa de que esta infortunada muchacha, divorciada y con dos hijos, ya ha "escrito" dos libros, desconociéndose el número de árboles que habrá plantado, y todo con veinticinco añitos) por qué no es feliz.
Ella lo ha intentado mostrar ingresando en un centro de desintoxicación por un periodo de unas interminables veinticuatro horas, a la salida del cual se dirigió a la peluquería y ella misma procedió a demostrar su infelicidad cortándose el pelo al cero. Allí estaban las cámaras y los periodistas dispuestos a irradiar al mundo la amargura de la pequeña Britney.
Sugerencia: Britney, si quieres sentirte útil, alístate voluntaria en los marines y vete a Tikrit.

Fdo. La Sombra del Barón.

1 comentario:

Isabel Burriel dijo...

Ni aún así sería útil. Le podrían acertar en su pelota afeitada al reflejar el sol en ella. Entonces sería útil para el planeta por dejar de existir.
Joder, que borriquez acabo de decir.